Y calle abajo, con cada paso más pequeño que el anterior y una piedra más en la espalda. Delante tranquilidad y detrás tormenta con ella. Tormenta con ella y sus tiburones, que no hacen más que zarandear el bote. Un par de años y a pedazos, a este paso no llega a puerto.
Camina y vallas a ambos lados hacen del camino milla verde, pero camina al contrario, él está eligiendo vida. Vida sin gritos ni desdenes, sin ese mirar por encima que no soporta, sin cotorras a gritos por sus oídos, sin hombre recto como sombra y amenaza. Ahora serán días. Solo días. Sin tardes tan largas de café en tazas de porcelana y puro habano, sin mierda escondida debajo de trajes caros y oscuros, sin manteles con mil tenedores para acabar comiendo aire, sin esas noches tan a cuentagotas…sin esas noches…con sus mañanas… y esos desayunos… sin…
Media vuelta, quiere morir en la tormenta…
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