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Un año más sigue de visita entre nosotros. Tiene un pie y medio en las nubes y un poquito de cabeza en la tierra. Despistado como de costumbre, tan destartalado como nos quiera hacer ver. Tan interesante como le deje la luz. Con más pelo en la barbilla que cuando le conocí, con mas mentiras en la cabeza y mas verdades en la boca. Con su desgana y su emoción, con sus entreguerras, sus silencios obligados y sus carcajadas interminables. Continúa su lucha incansable contra el poder, ya sea casero o multinacional. Continúa despertándose zurdo y tricolor aunque escriba con la derecha. Se le sigue viendo caminar, a ratos despistado, a ratos inquieto, como si quisiera no perderse más vida de la que ya nos quitan. Seguimos aguantando sus manías de extraterrestre, sus descuidos del niño prodigio que fue. Seguimos disfrutando con ese ingenio que lleva colgado de la solapa, esa revolución cultural cosida a los ojos oscuros que siguen siendo tierra prometida para las chicas que aun se dejan conquistar. Sigue siendo ese compañero de historias por escribir, de chistes con los que reir, de días más tristes que oscuros, de esta vida que tiene la mala costumbre de ponernos a prueba, de esta historia que, tarde o temprano, tendremos que reescribir con su ayuda.