Lucharon por ella cuando aún no estaba de moda. Lucharon cuando todos la daban por perdida y entre negros y grises los colores se escondían. Hojas caídas y ellos una a una recogiendo.
Se les olvidó. Un par de frases o algún suspiro entre cucharadas de sopa insípida eran sus triunfos. Los ojos buscaban esquinas cuando alguien les nombraba. Pasaron años y años de olvido. También ella, inquilina furtiva en sueños sólo para valientes, encontró olvido cuando pidió ayuda.
Y entonces llegaron los demás, todos los demás. Los que la nombran entre copas y mentiras. Los que recurren a ella para justificar las peores intenciones. Los que juegan con ella y te taladran los oídos maltratatando su nombre. Los que se creen guardianes y dueños de ella. En las calles la mencionan pero parece que nos la han cambiado. No es ella. Ya no huele a mañanas brillantes de nuevas ideas. No suena a cascabeles cargados de sueños, parece desafinada. Nos han quitado su sabor fresco, su cosquilleo en el paladar.
Algún día se cansaran de ella, lo hacen con todo. Jugarán con ella hasta que pierda el brillo de superficie. No sabrán buscar, pero nosotros si sabremos donde encontrarla. Hacia dentro, como si naciera de rinconcitos del pecho. Latirá, al ritmo que marquen nuestras ganas de sonreír para ella. De contarles a todos cómo era y como queremos que vuelva a ser.
Queremos recuperar nuestra verdadera Libertad.
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