miércoles, 3 de marzo de 2010

Garabateando

Traídos de mil rincones del globo con todas las diferencias y algo en común. Con la lengua fuera y el corazón latiendo a martillazos. Sed todos bienvenidos a este pequeño refugio, donde daremos un paso al frente y gritaremos (a media voz, que es como sabemos) en defensa de nuestras anónimas historias. Defenderemos nuestra particular forma de querer. A cara cubierta. Sin un paso más largo que el anterior. Sin grandes expectativas. Sin estridencias, sin grandes historias que contar ni tesoros que ofrecer. No es el amor a primera vista el que defendemos, es el de todas las demás. El de pequeños detalles semana tras semana, el de aislados guiños en escaleras y pasillos, sin lugares mágicos ni fechas señaladas. El que algunos llaman de oficina. Cotidiano. Sin celebraciones por todo lo alto. No es el amor de las grandes ocasiones, sino el de los pequeños gestos. El amor anónimo, a escondidas, a veces ingrato y siempre sin recompensa. Es la manera de querer que menos elogios colecciona y menos canciones inspira. Puede que a veces no baste. Puede que si supiéramos hacer otra cosa… pero no sabemos, y mientras tanto, nos ahorraremos la autocompasión y seguiremos queriendo a nuestra manera: A días pares e impares, sin descansos, sin grandeza y sin lamentar días con menos recompensa de lo habitual. Puede que seamos idiotas, los grandes cobardes, o los verdaderos héroes. Siempre serán ellas quienes nos juzguen.

2 comentarios:

  1. Ese amor que pasa de puntillas por la vida mientras lo disfrutas, casi sin percatarte, pero que en cuanto desaparece su ausencia te golpea, se hace más visible que nunca, y entonces te das cuenta de qué era lo que realmente merecía la pena.

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  2. "la persona viene a la Tierra, cuenta su pequeña historia y se va"

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