líneas blancas discontinuas salen despedidas de sus piernas en calma, corriendo por la carretera hacia el sur, silenciosas y ágiles como hombres descalzos. Hay una tormenta eléctrica muda, muy lejos de él; siluetas de árboles planos huyendo por ambos lados hacia una luz en el horizonte, cada vez mas lejana y débil hasta extinguirse. Levanta la vista a un cielo blanquísimo de estrellas, inmenso y amigo como nunca antes había visto. Al fin acaba venciéndole el sueño apacible de un día muy muy largo.
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